Caracterización de la educación palatina y estatal
Con el transcurso del tiempo la educación monástica y eclesiástica medieval se había ido deteriorando. En los siglos VIII y IX hay como un oasis en esa época y es la actuación de dos grandes monarcas: Carlomagno y Alfredo el Grande. Ambos se preocupaban de la educación, no sólo de los eclesiásticos sino del pueblos y de la misma nobleza.
Carlomagno observó las deficiencias de la cultura eclesiástica y seglar de su tiempo y trató de subsanarlas. Para ello empezó por organizar su palacio, una escuela a la que asistieron él mismo, su familia y algunos nobles seleccionados por el servicio de la Iglesia y del Estado. Al frente de ella puso a Alcuino. En la escuela se enseñaba toda clase de materia, desde lo más elemental, como la escritura o la lectura, hasta los humanistas en latín.
Dicha escuela de palacio consiguió hacer de los toscos guerreros que rodeaban a Carlomagno personas instruidas y amantes de la cultura. Carlomagno organizó dos escuelas destinadas a la enseñanza de la música religiosa. Se crearon escuelas de dos grados: pequeñas y episcopales. En las primeras se enseñaba la lectura, la escritura, la gramática y música. En las segundas comprendía las siete artes liberales y debían servir de preparación a la teología.
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